"Un paso no dado
es un sueño perdido"

miércoles, 4 de octubre de 2006

El vaivén universitario

La remisión de una propuesta titulada “La Organización de las Enseñanzas Universitarias en España”, para que sirva de documento de trabajo del Consejo de Coordinación Universitaria (CCU) y emita un informe, ha permitido conocer las intenciones del nuevo equipo ministerial. El documento plantea una ruptura importante con la Universidad actual y con las líneas de trabajo que se habían seguido hasta ahora en el proceso de adaptación de las Enseñanzas Universitarias de España al EEES, tanto por parte de los responsables ministeriales previos como del propio CCU.


La adaptación de las enseñanzas universitarias al EEES y la mejora de la calidad de las universidades y de su docencia, no puede hacerse a golpe de decreto en el Boletín Oficial, sino que requiere la colaboración de la Comunidad universitaria. Tras tres años de cambios de orientación en el Ministerio, entra la duda de si a la tercera va la vencida o, directamente, hay esperar cada vez con escepticismo acrecentado al siguiente cambio ministerial.


La aplicación de la propuesta, implicará modificar los Reales Decretos de Grado y Posgrado publicados por este mismo Gobierno en enero de 2005, obligando a rehacer el trabajo realizado por todas las universidades ya que, con esas reglas del juego han elaborado más de un millar de programas oficiales de posgrado que empiezan este el curso 2006-07 y que habría que modificar de nuevo.


Una de las novedades más cuestionables de la propuesta es imponer un primer año (o periodo equivalente de 60 créditos ECTS) común para todas las enseñanzas de cada una de las cinco ramas: Artes y Humanidades, Ciencias, Ciencias de la Salud, Ciencias Sociales y Jurídicas, Ingeniería y Arquitectura. Esto retrotrae a situaciones y tiempos anteriores a la LRU, en que este tipo de cursos (selectivos) estaban presentes en distintas titulaciones y que se abandonaron por que no eran adecuadas. Se han olvidado de la historia y quieren obligarnos a repetirla. Además, va ser difícil diseñar estos 60 ECTS comunes de cada rama sin cargar a los alumnos de materias innecesarias y desmotivadoras para su formación profesional.


Desde la experiencia de la Escuelas de Ingeniería no se vislumbra como el establecimiento de este curso común sea efectivo para reducir las tasas de abandono. Muy al contrario, en estos créditos sólo se podrán abordar temas generales parte de los cuales las vocaciones más resueltas verán como inútiles. Con frecuencia estos cursos son los peor valorados por los alumnos ya que tienden a sentirse más motivados por aquellas materias más próximas a la especialidad elegida. Su desarrollo reduciría los posibles contenidos específicos de las enseñanzas de Grado, dificultando la inserción directa de los graduados al mercado laboral o que se desarrollen los contenidos precisos para el reconocimiento de las atribuciones profesionales de alguna de la actuales Ingenierías.


La introducción de un “Certificado de Estudios Universitarios iniciales” en cada rama, cuando se tiene aprobados 120 créditos no tiene antecedentes en España. Afirmar que este título intermedio va a servir para reducir los abandonos es una afirmación sin fundamento ya que en los pocos países que existe no ha sido así. Además, si se quería evitar los dos escalones actuales de la Enseñanza universitaria actual, se vuelven a introducir.


La propuesta renuncia a la coordinación nacional de los contenidos de muchas de las enseñanzas de los títulos de Grado. Se da autonomía a las universidades, pero pasar de una situación de regulación como la actual a otra sin mínimos no va a ayudar a mejorar al conjunto ni a facilitar el futuro control de calidad. Por el contrario, potenciará el desarrollo de las universidades mejor situadas o de aquellas que tengan más medios y perjudicará a las más débiles, posiblemente empeorando la calidad del conjunto de la Enseñanza Universitaria. Esta ausencia de mínimos, además, dificultará que las empresas conozcan los conocimientos mínimos garantizados de cada graduado.


La Educación en todos sus niveles debería ser un tema de consenso de toda la sociedad, y estar fuera de los vaivenes de las políticas inter- o intra- partidos. Los cambios frecuentes de las estructuras educativas en España han demostrado que no ayudan a mejorar la calidad de las enseñanzas sino a enmascarar un problema con otro nuevo, dejando ambos sin resolver.


Rafael Navarro Linares
(Publicado en Heraldo de Aragón el 4 de octubre de 2006)