"Un paso no dado
es un sueño perdido"

viernes, 4 de abril de 2003

La Universidad y Europa

La configuración de un Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) es el ánimo del Protocolo de Bolonia, que ya ha sido suscrito por 48 estados de dentro y fuera de la Unión Europea (UE). Independientemente de las tensiones producidas por la guerra en la UE, en la próxima reunión de Septiembre en Berlín, los representantes de estos estados deben dar un impulso definitivo a su creación.


El establecimiento de una Europa del Conocimiento que favorezca el crecimiento económico, la libre circulación de profesionales y la cohesión social así como la creación de un referente europeo que incremente la competitividad de nuestra enseñanza superior frente a Japón o EEUU, son los objetivos que se persiguen.En Febrero, el Ministerio de Educación Cultura y Deporte difundió un documento marco con las guías de esa transformación, que fue bien recibido por la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas celebrada en Zaragoza días después. Aún con aspectos por definir, se establece el año 2010 como fecha límite en que la educación superior española deberá estar completamente adaptada al EEES y aboca los próximos tres años a procesos acelerados de cambio para que los planes de estudios de las nuevas titulaciones comiencen no más tarde del curso 2006-2007.


Las implicaciones del EEES son muchas y sin duda supondrán transformaciones profundas tanto para la Universidad como para la Sociedad. Algunas de esas incidencias para la Universidad serán:

  • La armonización de la duración de las titulaciones universitarias, que seguramente pasarán a ser de cuatro años, junto a una reducción significativa del catálogo actual de titulaciones que será el mismo en todo el EEES.
  • La posibilidad de transferir estudios realizados en distintas Universidades y países para obtener un título, que conllevará el pleno desarrollo del suplemento al diploma, que dará cuenta transparente a los empleadores de la formación e itinerario seguido.
  • Un cambio de la docencia que pasará de basarse en la impartición de conocimientos (horas lectivas de clase) a la del aprendizaje (horas que el alumno necesita para adquirirlos), a la vez que se establecerá la formación como un proceso a mantener de por vida.
  • La desaparición de la distinción actual entre Escuelas Universitarias y Facultades o Escuelas Superiores de Ingeniería, que puede conducir a centros distintos en la misma ciudad y con las mismas funciones y cuya solución exigirá consenso, imaginación y determinación.

Del lado social y de las administraciones estatal y autonómica destacan:

  • La desaparición, por confluencia, de las titulaciones de grado medio y superior en una sola con los nombres de licenciados, ingenieros y arquitectos, que cambiará significativamente las competencias de muchos colegios profesionales y en especial de los de ingeniería.
  • La modificación de las condiciones de acceso a los colegios profesionales, que podrían introducir procesos de acreditación añadidos a la posesión del título correspondiente y la posibilidad de que haya colegios distintos que acrediten la misma competencia.
  • Un proceso transitorio de adaptación de los actuales titulados a las nuevas titulaciones y competencias y de la sociedad en general para conocer la capacitación de los nuevos títulos que habrán de ser relevantes de cara al mercado de trabajo.
  • Un cambio en las actuales escalas de la función pública (A y B) que en el futuro convergerían a una sola, con las consecuencias presupuestarias que pueden tener las obvias aspiraciones de equiparación salarial.
  • Un replanteamiento completo y en profundidad del mapa de las titulaciones que se imparten en cada uno de los centros universitarios, que de nuevo traería a la mesa el tema de la descentralización de la Universidad.

A la vista hay tres años de transformaciones ilusionantes en los que las Universidades, los gobiernos de las Comunidades Autónomas y el Ministerio van a tener que reconsiderar trayectorias centenarias de centros y titulaciones. Del establecimiento de dialogo y consensos en esos tres niveles dependerá que la configuración del EEES sea un paso adelante en la transformación y adecuación de la Universidad a la sociedad o una nueva ocasión fallida.


Rafael Navarro Linares
(Publicado en Heraldo de Aragón el 4 de abril de 2004)

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